La primera vez que pisas un casino quedas deslumbrado por el sonido y las luces de las
máquinas tragaperras al dar el primer paso. Los luminosos de los jackpots de las tragaperras
te dan la bienvenida.
Después de pasar esta zona llegas a las mesas de los juegos de casino. Alrededor de las mesas
de ruleta se aglutinan jugadores y curiosos. Al inicio de cada partida son numerosos los brazos
que colocan las fichas, quedando el tapete casi cubierto por completo. Y muchos los que
esperan a que el que está en racha coloque sus fichas para seguir sus movimientos.
Al lado de las mesas de ruleta suele haber mesas para jugar al BlackJack, se respira más orden,
los jugadores están sentados enfrente del crupier y esperan su turno para jugar. También se
reúnen curiosos y acompañantes alrededor de la mesa.
En el BlackJack también puedes beneficiarte de la racha de otros jugadores. Algo que se ve
poco, pero que sucede y está permitido en las mesas de BlackJack, es “apostar por un jugador
que este jugando”, esta característica del juego no es muy conocida, la descubrí leyendo
sobre juegos de casino en Casino.es. Me explico, si después de observar a un jugador se confía
en que juega bien, se puede hacer una apuesta y dejarla al lado de las fichas que apuesta el
jugador, si el jugador gana te hará ganar la apuesta realizada, si el jugador pierde se pierda
la apuesta. Cuando apuestas por un jugador, solo puedes apostar y permanecer con la boca
cerrada, es el jugador el que decidirá como jugar. El jugador por el que se suele apostar se
suele sentir halagado, ya que es una manera de decir pongo mi dinero en tus manos porque
sé que eres bueno y me vas a hacer ganar. Hay que recordar que el BlackJack no es un juego
donde solo interviene la suerte.
Un día de suerte en el casino se puede convertir en un día de suerte para muchos.