Hace un tiempo que aquí en unpocogeek venimos siguiendo los avances de la robótica y es que son bastante interesantes, más aún en el campo de los humanoides que extrañamente es donde más énfasis le están poniendo los investigadores, lo que nos trae a estos de la Universidad de Tokio donde nos muestran un humanoide que se comporta de manera bastante real, no solo por su aspecto sino también por cómo se mueve. La máquina es una desviación radical de los humanoides rígidos y torpes en existencia. (Sin embargo, la última iteración de Atlas de Boston Dynamics ahora puede hacer volteretas). Su nombre es Kengoro y su juego es el bádminton, aunque no es muy bueno en el. Ah, también, puede sudar.
La idea con Kengoro, y su iteración más antigua Kenshiro, es replicar el cuerpo humano lo más cerca posible. Los investigadores modelaron a Kenshiro después de un varón de 13 años, por lo que pesa 52 kg Aproximadamente. Kengoro es un poco más pesado. Y la longitud del pie y la altura del hombro con sus contrapartes humanas es casi exacta para ambos robots.
Sin embargo, centrémonos en Kengoro, ya que es más novedoso. El robot humanoide típico se mueve gracias a los actuadores, un nombre elegante para un motor combinado con una caja de cambios, en sus articulaciones. Algo poco “humano¨ Los 116 actuadores de Kengoro en cambio tiran de los cables que imitan la contracción de los músculos humanos. Estos “músculos” están dispuestos como si estuvieran en el cuerpo humano (aunque el análogo del músculo humano de la pantorrilla está hecho de dos actuadores para producir suficiente fuerza). Lo veamos como la marioneta más avanzada del mundo.
Los actuadores, sin embargo, inevitablemente producen calor, en Kengoro o cualquier otro robot. Entonces Kengoro suda. El agua circula a través de su marco de metal, que está hecho de un aluminio poroso especial. Esto permite que el agua calentada escape como vapor, liberando así el calor de los motores. Como una ventaja adicional, ese aluminio le da al robot un marco robusto.
Pero Kengoro también es extremadamente flexible, con seis veces más grados de libertad que los humanoides tradicionales. Puede mover la cabeza de un lado a otro como si estuviera haciendo sonar su cuello. Incluso puede ponerse de puntillas. Eso es todo gracias a esos “músculos”, en contraste con solo un puñado de motores que alimentan las articulaciones de un humanoide más tradicional. Además, Kengoro tiene una espina dorsal flexible. Es por eso que puede hacer sentadillas que parecen abdominales humanos.