Hace ya algún tiempo que en el mundo de los smartphone que el tema de la batería se ha dividido en dos partes, en primer lugar la capacidad de estas que viene dando que hablar cada vez más ya que los equipos actuales tienen tanta potencia y tan buenas pantallas que los mAh ya no son suficientes y la cantidad de estos en los anuncios más recientes de nuevos equipos se ha vuelto un punto clave para la decisión del usuario al momento de decidirse por uno u otro equipo, ya que obviamente una mayor cantidad de mAh le permitirá llegar al final del día sin necesidad de pasar tan seguido que digamos por un enchufe y simplemente ponerlo a cargar cuando nos vamos a dormir a la noche.
Ahora, por otro lado, también además de la capacidad de estas, nos enfrentamos a otro problema heredado de los nuevos y osados diseños de los fabricantes actuales de smartphone. Los equipos son cada vez más delgados y fabricados con materiales que hace algunos años no creíamos que veríamos en los cuerpos de los dispositivos móviles, tales como el vidrio y el metal que a pesar de lo que podamos llegar a pensar, son cada vez más resistentes y livianos, es por todo esto que los fabricantes han comenzado desde hace ya algunos años a desprenderse de una funcionalidad preciada, que es la de poder cambiar la batería del equipo por nosotros mismos con tan solo retirar la tapa del equipo y cambiarla por una con carga en el caso de quedarnos sin energía durante el día por diferentes motivos y es aquí donde entra LG con su LG G5 que si bien se apega a lo que venimos hablando en esta entrada en cuanto a diseño, permite mediante su capacidad “modular” intercambiar baterías de forma fácil y así poder llegar al final del día o de un viaje por ejemplo. Por eso, con esta nueva versión de LG y su línea G, podemos decir que acabamos con el síndrome de la batería baja que muchos padecemos…